Los casos de la enfermedad en Uruguay, que
nunca fue erradicada, se triplicaron en los últimos tres años. Preocupa el
contagio de madre al hijo durante el embarazo.
G.VAZ / C.NOTARGIOVANNI
Suena a enfermedad antigua, y lo es. De
hecho, se trata de uno de los males más viejos que se conocen, y hasta cuenta
con el estigma de haber sido el principal flagelo del siglo XIX, responsable de
la muerte de demasiados nombres célebres. Pero como en la saga de una película
de miedo muy previsible, cuando se la creía erradicada casi por completo, la
infección de peor fama en la historia amenaza con resurgir en todo el mundo,
incluido Uruguay. No son conjeturas: en una de sus peores variables, esta
patología triplicó el número de casos en el país en apenas tres años.
Sífilis. Sí, aquella enfermedad de
transmisión sexual que tras la penicilina y la pandemia mayúscula de su sucesor
estrella (el Sida) parecía olvidada. ¿Todavía existe? Siempre estuvo, responden
los expertos, aunque -al menos hasta ahora- se veía con escasa frecuencia.
"Es una enfermedad endémica y nunca fue erradicada, a pesar de que tiene
un tratamiento específico y se cura completamente si es tratada en tiempo y
forma. Ahora hay un fenómeno de resurgimiento a nivel internacional y también
en Uruguay, desde hace cuatro o cinco años", explica el director de la
cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina, Eduardo Savio.
EL REGRESO. La lista de nombres famosos cuya
muerte se adjudica a la sífilis -aunque debido a la afrenta que suponía padecer
el mal, carece de la necesaria certeza- es más que extensa: Charles Baudelaire,
Robert Schumann, Leon Tolstoi, Friedrich Nietszche, Vladimir Lenin, Paul
Gauguin, Edgar Allan Poe, Al Capone y hasta Cristóbal Colón.
De hecho, una antigua teoría que aseguraba
que la enfermedad era de origen europeo fue refutada por un reciente estudio
estadounidense (dado a conocer el pasado enero), donde se afirma que el
trayecto fue al revés: el mal habría sido trasladado por la tripulación de
Colón, pero del Nuevo Mundo hasta el Viejo Continente.
Lo cierto es que el uso extendido de la
penicilina después de la Segunda Guerra Mundial prácticamente había hecho
desaparecer la enfermedad del mundo occidental. Hoy en día, se trata de un mal
curable simplemente con antibióticos (penicilina o doxiciclina para los
alérgicos a la primera) si se agarra en sus primeros estadios.
Los síntomas dependen de la etapa de la
patología (primaria, secundaria o terciaria), y muchas personas ni siquiera los
presentan en principio. Estos pueden ser: fiebre, escalofríos, dolor de cabeza
y náuseas, en la instancia más inmediata, o tumores y trastornos en el sistema
nervioso central, entre otras complicaciones, en la etapa más tardía. Pero
actualmente, rara vez se llega a esto (lo cual puede volverse letal) ya que es
muy fácil diagnosticarla antes.
MORTAL PARA BEBÉS.
El gran problema es cuando
una mujer embarazada está infectada de sífilis y no lo sabe puesto que, aunque
no siempre sucede, puede transmitírsela al hijo, lo que se conoce como sífilis
congénita, una variable muy peligrosa de la patología. Y es justamente esta
variable la que más ha aumentado en Uruguay, de forma alarmante.
Según datos del Ministerio de Salud Pública
(MSP), mientras en 2005 se detectaron 29 casos de sífilis congénita; un año
después hubo 62 y en 2007, contando sólo hasta el mes de octubre, se
registraron 93 casos más.
Ante este panorama, el MSP se embarcó en una
campaña de prevención que ataca dos frentes: VIH y sífilis. "Muchas
embarazadas llegan a detectarlo en un control, pero otras se diagnostican
recién en el parto. Pero la sífilis no tiene tratamiento en el momento del
parto, por lo menos tiene que detectarse un mes antes", explica María Luz
Osimani, directora del Programa Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del
MSP. Y se lamenta: "Estamos con muchos casos de niños con sífilis
congénita, cuando es una patología que se trata con antibióticos y no es
costosa".
A diferencia de la sífilis que se adquiere de
adulto (que puede tratarse con éxito aún después de desarrollada), la también
llamada connatal puede tener graves consecuencias si no se detecta a tiempo.
"Puede causar abortos, nacimientos prematuros, trastornos para toda la
vida y mortalidad", enumera la médica. De hecho, casi la mitad de los
niños que se infectan en el útero mueren poco antes o poco después del
nacimiento. El pronóstico mejora para los que son contagiados recién al
atravesar el canal de parto. El control durante el embarazo es vital.
¿POR QUÉ?
No hay consenso respecto al motivo
de este súbito resurgimiento, que ha llevado a que el número de casos se
multiplique por 12 en Gran Bretaña, por 16 en Francia y por seis en Alemania,
sólo en la última década.
Algunos creen que los progresos en el
tratamiento del Sida puede haber impulsado inadvertidamente una propagación de
la sífilis. "La evidencia apunta a un comportamiento sexual sin
precauciones desde que aparecieron los retrovirales en 1996", apuntó un
experto a la agencia de noticias AP. Otros culpan a Internet, que fomenta citas
con desconocidos.
Aquí, Eduardo Savio opina que se trata de un
"debilitamiento de patrones vinculares y sociales", que llevarían a
situaciones de promiscuidad.
El desconocimiento acerca de la enfermedad no
tiene nada que ver, asegura el catedrático. "No se puede tener relaciones
sexuales sin protección. Es un aspecto cultural", finaliza.
Las cifras
29 Cantidad de casos de sífilis congénita
notificados en 2005, según datos del Ministerio de Salud Pública.
93 Número de casos notificados en 2007 (hasta
octubre), de acuerdo al MSP. En 2006, hubo 62 registros de sífilis congénita.
Penicilina salvadora
Que la sífilis haya dejado de ser una
enfermedad mortal para decenas de miles de personas es mérito del bacteriólogo
británico Alexander Fleming, descubridor del primer antibiótico del mundo: la
Penicilina. Fleming estudiaba un cultivo de bacterias en descomposición a causa
de la contaminación accidental con un hongo. Justamente Penicilina fue el
nombre con el que el científico bautizó a ese hongo.
Sin embargo, fueron Howard Florey (médico
austrialiano) y Ernest Boris Chain (bioquímico alemán) quienes continuaron las
investigaciones de Fleming y promovieron la fabricación y empleo de la misma de
forma masiva. Eso sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, la
penicilina se viene utilizando con gran eficacia en tratamientos contra
gérmenes infecciosos, particularmente los Cocos, causante de enfermedades como
la sífilis y la gonorrea.