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Novedades y temas de carácter sexual atinentes a cuestiones que se plantean y analizan en el Uruguay

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Intrusos

Naxos

 

 

Las personas en su vida cotidiana están inmersas en su propia burbuja, es una cápsula que los protege y los aísla, es una parte primordial de nuestra individualidad. Las personas son individuales, y defienden esto a través de una cápsula virtual, en ella se encuentran sus metas, propósitos y pensamientos particulares, es SU MUNDO. 

Esa burbuja NO TE INCLUYE A TI (por supuesto, a mi tampoco).

Así que si tu meta es acercarse a alguien, tienes que introducirte en esa burbuja personal, tienes que penetrarla y hacerte parte de ella. Lo ideal es que pudieras ser incluido en ella. Lo puedes conseguir usando una simple exclamación verbal, no necesariamente tienes que complicarte fórmulas o con libretos elaborados de antemano. 

Estas simples exclamaciones verbales se llaman INTRUSOS. Y te daré 4 ejemplos:

1.Oye
2.Hey
3.Hola
4. ¿Entonces…?

Usamos estas palabras todos los días de manera instintiva, cuando preguntas algo en la tienda usas el “Hey”, son la entrada más fácil y la más espontánea, y a veces la que más ignoramos. Creemos equivocadamente que tenemos que complicarnos más la vida y no es así. Simplemente tienes que ENTRAR. 

Tienes que conocer en qué lugar aplicar cada uno de estos INTRUSOS, y aprender con la práctica cuál es más efectivo en ciertas situaciones. 

Por ejemplo el Intruso “oye”. Funciona para casi toda situación, pero se lleva mejor en atmósferas informales, como una fiesta. “oye” es usado luego de tener contacto visual con tu objetivo. Si por ejemplo, estás a la espalda de la mujer que te gusta y le dices “oye” lo que pasará es que ella se pondrá a la defensiva. Recuerda, el “oye” se usa cuando has mirado a tu objetivo a los ojos previamente. El “oye” es más una petición y debería acompañarse por algo que le vas a decir o a pedir: “oye, has visto que dos mujeres acaban de pelearse afuera, ¡vaya pelea!”.

El “oye” no es muy efectivo cuando tu te encuentras a alguien de frente cuando caminas por una calle, y puede ser un poco impersonal y en algunas circunstancias demasiado informal. 

El Intruso “hola”, es para mi un intruso formal, y a la vez es un intruso amigable. Es uno de mis favoritos, y cae bien en cualquier situación, tiene algo positivo dentro de sí, y lo das con una sonrisa en tus labios es perfecto .

El Intruso “hey” puede ser más versátil. Puede ser usado en casi cualquier interacción, y no requiere un contacto visual previo, puedes llegar a tu objetivo lateralmente y lanzarle un “hey”. El “hey” es como un llamado, lo engancha para que interactúe contigo. 

El Intruso “¿entonces?” es lo opuesto de un formal “Hola” y de un neutral “hey”. ES completamente informal y mucho más familiar. Debes aplicarlo nuevamente en fiestas, reuniones de amigos y un ambiente demasiado abierto. Si lo usas mal seguramente te pueden contestar con “¿Entonces qué?”, y sacarte de la jugada. Debes usarlo con un complemento del estilo “¿Entonces? Que frío el que hace en esta terraza, el calentamiento global no existe.”

Notarás que no he hablado del “disculpe” o “me permite”, para mí esos no son Intrusos. Esas dos palabras más que introducirte en la burbuja de alguien le pide permiso a la otra persona para que te admita, son palabras donde inconscientemente proyectas que eres incómodo y que estás en una situación inferior, pone a tu objetivo en una posición de poder y no en una relación donde un igual, como tu, quiere acercarse a otro igual (ella).

Sin importar el Intruso que utilices para penetrar la burbuja personal de alguien, siempre podrá suceder que te enfrentes a un poco de resistencia por parte de esa persona con quien deseas comunicarte, y esto no obedece a nada que tenga que ver contigo, sino a un hecho simple: las personas están ocupadas consigo mismas. 

Por esta razón es necesario que pongas una “Limitación Temporal” que acompañe a tus intrusos. Con las Limitaciones Temporales le estás haciendo saber a la persona a la que te acercas que vas a interactuar por un tiempo corto y, a la vez, le das a entender que no serás de esos hombres intensos que no van a poder quitarse de encima fácilmente. La idea es presentarte como una distracción pasajera y momentánea en sus vidas. Simplemente esto es para que se rompa el hielo, ya te encargarás de hacer que esa presencia se prolongue en un proceso de atracción y seducción. 

Acá te doy algunos ejemplos de Limitaciones Temporales:

1.Rápidamente…
2.Sólo tengo unos segundos…
3.Sé que están ocupados pero…
4.Sólo voy a estar unos minutos…
5. Estoy con mis amigos y…



Las combinaciones son así:

Intruso simple



Intruso --> Limitación Temporal

De tal manera que ejemplos de esta estructura serían: 

* Hola chicos…
* Entonces compadres…
* Hey, ¿Qué más?
* Hey, quiero preguntarte algo… 

Para finalizar quiero recordarte una enseñanza que ha permanecido en mí desde hace muchos años, y es del Maestro Yoda (ja!) de Star Wars, el decía: “Hacer o no hacer. No hay intentar”. Cuando te OBLIGAS a actuar y no te permites dudar puedes obtener grandes resultados. ACTUA y afronta los obstáculos a medida que se vayan presentando

 

Erotismo en el trabajo


Adriana Arias, psicóloga, sexóloga y especialista en erótica femenina, reflexiona sobre una situación casi cotidiana, que inquieta a la mayoría: el despliegue del deseo en el "laburo". Por qué ocurre y cómo devolver esos fuegos a la pareja.

Adriana Arias
 

Es habitual encontrarnos con la pregunta sobre las causas del despliegue erótico en el territorio laboral o profesional. ¿Por qué las trampas son frecuentes en el trabajo?, nos preguntamos. Estemos de un lado (¿víctimas?) o del otro (¿infieles?), el tema siempre inquieta... El asunto de los "ratones" alrededor del tema es un hecho innegable, ya se trate de "él", nuestro varón (y las múltiples fantasías, celos y paranoias que nos dispara su comportamiento en el laburo), o se trate de nosotras y nuestros deslices culposos con nuestros cómplices cotidianos.
Algunas referencias "eruditas" al respecto:
*  El erotismo tiene como característica esencial la inclinación hacia el misterio, lo no anticipable, lo no esperable, lo incierto. Se lleva pésimo con la rutina, lo estable, lo seguro. Adora la complicidad y el misterio. Se engolosina cuando le permitimos jugar con la imaginación, la creatividad, lo lúdico. Se lleva bárbaro con la transgresión y la ruptura de mandatos y normas. Aborrece lo estructurado y lo sistemático. Su mística se mueve a sus anchas en toda situación donde el cortejo y la seducción lo habite.
*  En nuestro día a día, el espacio de lo laboral cuenta con muchas de estas posibilidades, agregando además que permite asegurar el resguardo de la intimidad, el sentido de lo propio. No nos exige exposición, no requiere que ocupemos más tiempo en la búsqueda de intensidades y nos da la confianza de estar entre pares, iguales, amigos.
Lo llamativo es que todo aquello que desarrollamos en esta zona lo retiramos del área de lo privado. De hecho, nos arreglamos para ir a trabajar, nos maquillamos y perfumamos y ensanchamos nuestros mejores recursos, mientras que en casa nos aburguesamos, nos desatendemos, nos desalineamos y nos abandonamos.
El espacio de lo privado, de este modo, se torna rutinario y aburrido. Llegamos a casa, más o menos todos los días ocurre lo mismo, no hay sorpresas, no hay misterio.
En nuestra pareja tenemos seguridad, estructura, solidez, amor anticipado, tenemos el aval de la sociedad que nos sostiene en el formato adecuado, lo correcto, lo que está bien. Ocurre entonces que, en un giro argumentativo, usamos estas razones para explicar nuestra necesidad de "poner afuera" nuestras mejores cosas.
Vale entonces ampliar el interrogante:
¿Cómo insertar los valores del erotismo en el espacio elegido, en la pareja de amor?
¿Cómo incluir la transgresión, la ruptura de lo establecido en nuestro sólido matrimonio?
¿Cómo abrirle las puertas a nuestra abandonada seducción en un vínculo que se supone y se sabe y se espera cierto y eterno?
La respuesta no es sencilla. Se hace difícil aceptar que cuando logramos la comodidad del amor confirmado y deseamos un proyecto de vida junto al otro, la amenaza de la disociación entre el amor y el erotismo se haga presente y se instale en el vínculo. Nos resistimos, una vez que nos habíamos relajado, a volver a "arremangarnos" para laburar en la pareja.
Sin embargo de eso se trata. El erotismo no es lineal. No camina paso a paso hacia un final feliz. El erotismo necesita inquietarse, saberse en búsqueda, estar para no permanecer. ¡Qué complicación! ¿No? Sí, no es fácil. Pero, por lo pronto, algunos consejos:
*  Aceptemos que el erotismo le pertenece a cada sujeto. Siempre es, ante todo, auto erótico, y no es propiedad de la pareja.
* No nos apoltronemos en la certeza de la pareja elegida. Toleremos la duda, juguemos con ella para atrapar la confianza cada día, cada vez.
* Descartemos al máximo los pudores y represiones que puedan haberse instalado en el vínculo. Esto es más simple de lo que pensamos. Con sólo hacer un espejo de lo que sí podemos permitirnos en el afuera y trasladarlo a nuestra intimidad le abriremos el camino al erotismo reprimido.
* Y, por último, imaginemos a nuestro partenaire como aquel otro que puede ser deseado y estimulado eróticamente del mismo modo que nosotros lo hacemos con otros u otros lo hacen con nosotros.
Somos los mismos. Los mismos que al entrar en la oficina recibimos las miradas deseantes de otros. Otros que como nosotros retiraron esa mirada de su pareja. Pareja que puede ser, perfectamente, ese o esa que ahora estamos mirando con deseo.
Adriana Arias, psicóloga, psicodramatista, sexóloga y autora del libro Locas y Fuertes y Bichos y Bichas del Cortejo.