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Cuando el amor es una adicción


Cuando el amor es una adicción

 
La dependencia no saludable de una pareja para cubrir necesidades, evitar el dolor o mantener el equilibrio es cada vez más frecuente en la sociedad actual.

No hay nada más romántico que alguien nos diga: "No puedo vivir sin vos". Si el amor es verdadero, la ausencia es simplemente insoportable. Cuando se ama en serio, el otro, en su absoluta perfección, es lo único capaz de darle sentido a la existencia... ¿O no?
Esa idea del amor, alimentada hoy a través de un sinfín de estímulos, está peligrosamente extendida. "Peligrosamente" porque puede derivar en una variante de vínculo de la que más vale alejarse: las relaciones adictivas. Y no es una metáfora. Existen lazos de co-dependencia que activan en el cerebro procesos iguales o muy similares a los que despierta una adicción a sustancias.
Así lo señala la psicóloga estadounidense Brenda Schaeffer, autora del exitoso libro Is it love or is it addiction?" (en español: ¿Es amor o es adicción?), entre otros títulos sobre el tema. "El adicto al romance está enamorado de las sensaciones que produce estar enamorado. Hay una fantasía de vida que le hace liberar cientos de químicos que lo hacen sentir bien. Es una montaña rusa emocional: o siente un éxtasis salvaje o una preocupación loca. Los escáneres demuestran que un cerebro con adicción al romance es similar a un cerebro que ha consumido cocaína u opiáceos", explica la experta.
En tanto el psicólogo uruguayo Álvaro Alcuri, quien ha escrito diversos volúmenes sobre el amor, destaca que las relaciones adictivas - entendidas como una dependencia no saludable de alguien externo a uno para cumplir nuestras necesidades insatisfechas, evitar el miedo o el dolor emocional, sanar traumas, resolver problemas y mantener el equilibrio -se dan siempre dentro de un carácter particular. "No se trata entonces de trastornos, sino de personalidades adictivas. En general son personas inmaduras, que no reconocen los límites y se funden con el otro, están en una especie de simbiosis. Crean un vínculo de ofensas y exigencias".
Estos adictos buscan la novedad del romance y por eso están llenos de melodrama, se extiende Schaeffer. Además, tienen "dificultad para moverse a la intimidad emocional real de una relación, porque la consideran aburrida. Por esa razón, las relaciones son muy poderosas, porque las personas permanecen en la primera etapa del amor romántico y logran que los químicos del cerebro estén en un nivel alto solo al pensar en la otra persona. La atracción sexual es parte de esta adicción y el adicto al romance es también, por lo general, un adicto al amor. Lo impulsa una vida de fantasías sobre un amor perfeccionado. La obsesión, los celos intensos, la posesión, el melodrama y la melancolía son comunes. Un adicto vive en una especie de niebla romántica y sólo ve las virtudes del otro, lo que hace que la frase `el amor es ciego` se vuelva menos ficción y más realidad".
CONSUMIRSE DE AMOR. El tipo de sociedad actual, con un consumismo exacerbado, favorece el desarrollo de estos vínculos, según coinciden los expertos. "Hoy está enfatizado un vínculo adictivo a todo. Sociedad de consumo de por medio, la adicción se está proponiendo todo el tiempo: `No puedo vivir sin el chocolate A y sin el alfajor B`. Parece que no podemos vivir si no tenemos un supermercado abierto las 24 horas al lado. La sociedad coadyuva la patología de estas personalidades inmaduras y el mercado te ofrece la posibilidad de mantenerte en esa posición inmadura", opina Alcuri.
Si bien este tipo de relaciones siempre ha existido, aclara por su parte Schaeffer, ahora la cultura, los medios y la tecnología contribuyen "a crear una falsa dependencia en los otros o una abundancia de fantasías románticas". Un ejemplo son las cada vez más comunes relaciones nacidas y alimentadas en Internet, donde una persona puede volverse a sí misma y al otro en una figura de fantasía.
Ahora bien, ¿cómo se puede reconocer cuándo es amor y cuándo es adicción? La psicóloga no duda: "El amor es abierto, honesto y cura. En las relaciones sanas, una persona se siente segura de ser ella misma, tranquila de tener necesidades y sentimientos, de tener sus propias creencias y pensamientos. El poder es compartido y hay un alto nivel de confianza. Las palabras y las acciones concuerdan. Además es realista y se entiende que la parte más alta de una nueva relación debe terminar porque nuestros cuerpos se enferman si el nivel (de químicos) es demasiado alto durante demasiado tiempo. La adicción al amor, en cambio, está basada en el miedo: miedo al rechazo, miedo a la intimidad, miedo de estar solo, miedo de lo que el resto piense de la relación. En el amor adictivo hay luchas por el poder, drama y manipulación".
La buena noticia es que, a veces y con ayuda, el "adicto" puede recuperarse. Lo primordial es identificar estos vínculos. Y también ser capaz de notar si uno es el objeto de adicción