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Novedades y temas de carácter sexual atinentes a cuestiones que se plantean y analizan en el Uruguay

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La crisis de la pareja

 
 

 
GABRIELA VAZ

Ella y él llevaban poco tiempo de noviazgo cuando decidieron convivir. Al año, empezaron a hablar de casamiento. En eso andaban cuando cierto día un hecho puntual desató tal discusión que terminó con ella armando las valijas y dando un portazo. Días después, llanto y perdones mediante, volvió. Mientras intentaban que todo regresara al cauce de la normalidad, las dudas empezaron a jugar su papel. No querían separarse pero ¿estaba bien casarse en esas condiciones?
Todo eso escuchó la psicóloga Verónica Orrico cuando ella y él aparecieron para su primera sesión de terapia de pareja. La historia es real. "Al final les fue bárbaro porque consultaron a tiempo. Es un caso excepcional; es raro que vengan tan jóvenes, con tan poco tiempo juntos. Pero está bien. Yo creo que debería haber una alguna preparación para los novios. Las parejas llegan al casamiento o a la convivencia con muchos mitos, muchas creencias equivocadas. Hay una idealización del otro que después se va perdiendo. Creo que si existieran tratamientos preventivos para aquellas parejas que están dispuestas a convivir y llevar una vida juntos, se evitarían muchos divorcios", opina la especialista.
El mercado razona igual y ofrece alternativas: terapias de pareja, consultorías amorosas, encuentros religiosos, "chequeos" psicológicos. Desde todos lados se blanden herramientas para trabajar los vínculos románticos, salvar relaciones en crisis o bien ayudarlas a mantenerse con buena salud.

ENTENDERSE.

 La terapia es la herramienta más conocida entre las ayudas externas a las que puede acudir una pareja en problemas. En Uruguay no está muy popularizada. Según explicaron los expertos, suelen llegar a la consulta personas de mediana edad, con varios años de vínculo y en general con hijos. "Generalmente, cuando deciden venir es porque el conflicto que se generó en la relación se vuelve insostenible. Muchas veces consultan tan gastados que es difícil trabajar. Llegan en un momento en el que están muy cansados de la relación. Hay parejas que toman la decisión antes y generalmente son las que salen mejor paradas del proceso terapéutico", dice el psicólogo Gustavo Pierri, del Centro Terapéutico Montevideo, una clínica que trabaja con la corriente sistémica, incorporando elementos de la terapia cognitiva y del análisis transaccional.
Verónica Orrico, de la clínica Psinco, que desarrolla la corriente cognitivo-conductual, coincide: "En general las parejas vienen cuando están pensando en separarse, cuando se llevan mal, hay temas de los que ya no pueden hablar, hay distanciamiento y disminución del deseo sexual. Lo toman como último recurso, aunque deberían venir antes".
Las razones y los objetivos primarios de los consultantes, sin embargo, varían. Algunos sólo intentan complacer a su compañero/a, que es quien sugiere la terapia. Están los que esperan hallar, en el terapeuta, a un juez-aliado que le haga ver a su pareja que está equivocada, que es él (o ella) quien tiene la razón. Otros solo van para quedarse con la conciencia tranquila de que hicieron "todo lo posible" por salvar el vínculo, aunque en el fondo ya no quieran seguir. Y quedan los que llegan con la duda genuina: ¿debemos continuar juntos o no?, ¿queda algo salvable en nuestra relación de pareja?
Una de las primeras metas de la terapia es invertir la mirada. "Trabajamos la responsabilidad conjunta. Cuando vienen a demostrar que el otro está equivocado, debemos mostrar que los dos han construido esa relación, que los dos han aportado. Ellos vienen a buscar un cambio y lo primero que trabajamos es qué es lo que no quieren cambiar. Porque eso es lo que los mantiene juntos", dice Pierri.
Así como en la etapa del enamoramiento uno tiende a poner el foco sólo en las virtudes del otro, minimizando sus defectos. Cuando pasa el tiempo y los conflictos se vuelven frecuentes, la mirada se sesga hacia el otro lado: únicamente aparece lo negativo, lo que irrita o resulta insoportable. "Por eso una de las primeras tareas que pedimos es que se vuelva a observar lo positivo", cuenta por su parte Orrico.
Otros ejes terapéuticos son: entender qué es lo que uno mismo aporta al problema y qué queja del otro es válida, ponerse en su lugar e intentar mirar el mundo desde sus circunstancias y su forma de pararse en la vida. Es decir, correrse del lugar de víctima y abrirse al diálogo.
Que la buena comunicación es fundamental para toda relación humana es una verdad de Perogrullo. No obstante, da lugar al estudio. Hace un tiempo, un grupo de investigadores de la Universidad de California analizó 154 conversaciones de parejas de mediana edad y descubrió algo peculiar: discutir utilizando el pronombre "nosotros" en lugar de "yo" y "vos" ayuda a solucionar los conflictos conyugales. Sucede que "nosotros" o "lo nuestro" denota unión y no separación, y habla de la relación desde un lugar más positivo y menos hostil. El estudio incluso notó que los matrimonios infelices utilizan con más frecuencia la forma individualizada -"yo", "vos"- de expresar su frustración en las discusiones y que los que llevan muchos años juntos tienden más a hablar de "nosotros".
El ruido en la comunicación es el obstáculo omnipresente en casi todo problema amoroso o conyugal. Dora Stelzer lo confirma. Ella es una psicóloga uruguaya radicada en México, con más de dos décadas de experiencia trabajando en temas de pareja y familia. En su país lleva adelante un novedoso sistema de "chequeo" periódico de las parejas; una suerte de servicio de mantenimiento que alerta sobre qué áreas están débiles y requieren atención. Consultada por Domingo, Stelzer comenta que entre las principales luces rojas que hallan estos chequeos aparecen los desfasajes en la comunicación. "Se descubre que cada miembro de la pareja puede tener una perspectiva diferente sobre una problemática acerca de la cual ni habían hablado, y que estaba incubándose en la mente de uno de ellos. Generalmente les es difícil definir el problema y muchas veces tampoco saben cómo solucionarlo". Identificar el meollo del conflicto y que cada uno tenga claro qué siente y qué piensa el otro sobre el tema es vital para desenrollar la madeja.
Otro él y otra ella -distintos a los del principio de esta nota, pero igual de reales- son un ejemplo ambulante de la importancia de la comunicación sin ruidos. Después de tomar sesiones de una terapia de pareja que no les funcionó del todo, probaron con un movimiento católico llamado Encuentros Matrimoniales. Este consta de pasar un fin de semana en un establecimiento de la Iglesia, por lo general en el interior, donde se asiste a charlas y se generan dinámicas para trabajar el diálogo de a dos. Mientras prende un cigarro, él lo cuenta: "Llevamos siete años juntos. Éramos una pareja funcional; a los efectos de nuestro hijo, todo bárbaro. Pero entre nosotros había cero comunicación, lejanía. Hubo un problema equis hace tiempo que emparchamos con terapia. Pero los parches se desgastan y empieza a salir todo de vuelta. Como los padres de mi mujer son `encuentristas`, ella siempre me había planteado ir a uno. Yo nunca quería, pero llegó este momento y era el indicado. Era probar eso o rever la situación de la pareja. Yo soy católico pero no `ejerzo`. Al principio me sentí medio en una secta, me dio cosita. Pero después empezás a entender. Hay una guía espiritual, pero no todo está basado en eso. Te dan técnicas de comunicación. A nosotros, en la mitad del fin de semana nos hizo un `clic` y dijimos `es esto`".
El padre Conrado Löffel, un alemán que lleva más de la mitad de su vida residiendo en Uruguay, integra la organización de los Encuentros Matrimoniales desde 1989. Desde su parroquia en Mendoza Grande (Florida), explica: "Básicamente, se inicia a las parejas en una forma de diálogo y luego ellas lo aplican en su habitación. El consejo es no dejar de hablar todos los días".
Dolly Castro y Ricardo Bentancurt tuvieron su primer "encuentro matrimonial" hace 19 años. En ese momento llevaban siete años juntos y tenían dos hijos más otro en camino. Dolly cuenta que la decisión de asistir al movimiento religioso no se debió a ningún conflicto puntual, ni siquiera a llevarse mal. "Estábamos bien en el sentido de que no peleábamos. Vivíamos la rutina. Era como que se había apagado lo del principio pero sentíamos que ta, era así. Cuando profundizás y ves que hay métodos para volver a tener el amor que uno siente cuando está de novio, te das cuenta que el matrimonio se puede vivir mucho mejor". Después de asistir al fin de semana, Dolly y Ricardo, ambos de 52 años, se volvieron activos integrantes del movimiento. Hoy son una de las parejas que ofician de anfitriones en los encuentros y dan las charlas en los talleres posteriores.
¿Qué es lo que se enseña concretamente en estos encuentros? Los consultados prefieren no explicitarlo para alentar a las parejas a vivir la experiencia, pero repiten que son simplemente técnicas de comunicación para fortalecer el diálogo.
Los terapeutas de pareja, en cambio, revelan algunas de las estrategias que más recomiendan en las sesiones. En lo relativo a la comunicación, especifica Orrico, se les aconseja que cuando discutan lo hagan con ciertas reglas o acuerdos previos, por ejemplo: no interrumpirse o, antes de dar la opinión, repetir lo que dijo el otro para asegurar que lo entendieron bien.
En algunas ocasiones, señala por su parte Pierri, se propone un "ensayo de separación", también sujeto a reglas: se estipula equis tiempo para vivir en casas distintas pero arreglando lo económico entre los dos, se arregla cómo se tratará el tema con los hijos, se acuerda un marco si quieren salir con terceros, se fijan encuentros entre ellos y se aclara que durante ese lapso no se pueden tomar decisiones definitivas. El marco de la terapia brinda la contención y seguridad necesarias para llevar adelante estos acuerdos.
 

PROBLEMAS TENEMOS TODOS.

 Es verdad que a veces los conflictos propios parecen los peores. Y también que lo que aprendemos desde chiquitos es que el amor verdadero es aquel en el que todos los días se comen perdices. Pero basta un poco de sentido común y vida vivida para saber que no es así. "Seamos claros: conflictos existen en toda relación y siempre van a existir", dice el psicólogo Pierri, y añade: "Se trata de personas diferentes, historias diferentes, expectativas diferentes, momentos vitales diferentes, formas de decodificar el mundo diferentes. Por tanto, la pareja debe romper con la idea de que eso no debe pasar. El ideal del amor romántico al que estamos acostumbrados tiene una serie de pautas de lo que debe ser una relación de pareja. Tratamos de demostrar que la discrepancia es parte de las relaciones. El tema es cómo se llevan los conflictos, que siempre van a estar. Lo que hay que trabajar son los problemas que `traban` la relación".
Fina y Coco Tocar saben algo del asunto. Se conocieron y enamoraron cuando ella tenía 18 años y él, 19. Hoy cuentan 82 y 83 primaveras, respectivamente. En este 2012 cumplen 60 años de casados. Tienen dos hijos y cinco nietos. Aunque son una pareja forjada en un modelo que ha quedado atrás -él, jefe de familia; ella, ama de casa- tienen claro que, en cualquier época y bajo cualquier circunstancia, una relación saludable requiere esfuerzo y trabajo. Se lo aclaran a las personas que abren grandes los ojos cuando escuchan la cantidad de tiempo que llevan juntos y, sobre todo, los notan felices, a gusto. "El matrimonio es una sociedad. Hay que llevarse con mucha paciencia y tolerancia. Hay que quererse y perdonar muchas cosas. Uno tiene que aprender", dice Fina. Y como si nada, como al pasar, da cátedra sin darse cuenta: "Cuando en la pareja hay solidez y cimientos, puede andar, porque problemas hay en todo matrimonio. Si uno quiere buscar lo malo, lo encuentra. Hay que buscar lo positivo, lo real. La vida sigue su curso. El amor puede durar toda la vida". 

"Chequeo periódico" de la relación puede prevenir problemas 


"Así como el cuerpo necesita de cuidados preventivos y un chequeo periódico, la relación de pareja requiere fortalecer su salud", explica la psicóloga Dora Stelzer, quien reside en México, donde implementa un original sistema de "chequeo" de estos vínculos. "La idea surge al ver tantos divorcios y analizar que cuando la gente llega a terapia, generalmente ya es tarde y se han lastimado mucho, entre ellos y a sus hijos", explica la profesional, que tiene 20 años de experiencia en terapia de pareja y familia. En esta suerte de servicio de mantenimiento, que se aplica en varios países hace tiempo, la pareja en cuestión no espera que surjan grandes problemas para consultar. "Es preventivo". Si uno de los dos no está a gusto con algo, solicitan un chequeo de la relación para así "mejorar las áreas problemáticas", explica Stelzer. Concretamente, se les realiza cuatro entrevistas, de dos horas cada una, en las que responden a un cuestionario múltiple opción. Allí "salen a la luz las debilidades y fortalezas de la relación desde el punto de vista de cada miembro de la pareja. Es muy significativo cómo cada uno ve la situación", dice la psicóloga. En base a las respuestas recibidas, la profesional brinda algunas recomendaciones o bien sugiere sesiones de terapia. Para Stelzer, las señales de que una pareja tiene menos chances de funcionar a largo plazo pueden ser: que piensen que las dificultades se solucionarán solas con el tiempo, que evadan los problemas en lugar de enfrentarlos, que minimicen el sentir de la pareja sobre ciertos temas, que utilicen la agresión o que no lleguen a acuerdos negociados. No obstante, Stelzer aclara que "no hay parejas buenas o malas, están las que funcionan y otras disfuncionales. Hoy en día existe mucha investigación sobre las características de las parejas `exitosas` y podemos aprender de esto". 

Encuentros matrimoniales 


En 1952, el padre Gabriel Calvo, que trabajaba con niños en Barcelona, notó que los chicos más conflictivos tenían padres que atravesaban problemas maritales. Decidió entonces crear una serie de charlas para mejorar la relación de las parejas y así influir en el comportamiento de los niños. Con el tiempo, el método agregó elementos y se extendió a todo el mundo. Así nació el movimiento católico conocido como "Encuentro Matrimonial". En Uruguay, el primero tuvo lugar en febrero de 1980. 

Algunas premisas a tener en cuenta en una relación

 


Cuando una pareja tiene problemas, la responsabilidad es compartida en el 99% de los casos.
Es fundamental pensar en qué NO se desea cambiar y cuál es la razón para seguir juntos.
Cada parte debe pensar qué aporta al conflicto y qué queja del otro es válida; ponerse en el lugar del otro y tratar de entender.
La buena comunicación es fundamental en todo vínculo humano. Hay que buscar espacios y tiempos de tranquilidad para escucharse; no con la tele prendida o los nenes alrededor.
Las parejas, aun las que llevan muchos años, deben darse tiempo para estar solos y hacer actividades gratificantes, ya sea salir al cine, a comer o tener un encuentro sexual.
Es importante desarrollar redes de amistad con otras parejas, reunirse. Comentar los problemas hace que situaciones que parecen únicas se naturalicen.
Hay que desterrar el ideal del amor romántico; conflictos habrá siempre, como en todo vínculo.
Si luego de intentarlo todo, siguen los problemas, quizás se puede aceptar que la pareja ya no funciona y pensar en la separación.